L’analyse
du texte qui vous est proposée ici peut être utilisée le jour « j » à
l’oral. C’est pour cette raison que la
présentation du document est à la première personne du singulier.
La televisión
El
documento que me toca presentar es un texto titulado “la televisión”. Es un
fragmento de la novela El siglo del viento escrita por Eduardo
Galeano en 1986.
El tono de este pasaje que puede dividirse en
tres movimientos es algo satírico revelando además cierta amargura.
Primer
movimiento: Sacrificios del
protagonista.
Segundo
movimiento: El aparato y su papel social.
Tercer
movimiento: Confrontación de dos
mundos.
Así
en un primer lugar Eduardo Galeano pone de manifiesto los sacrificios que hizo
el protagonista Armando Escaráte para ofrecerse la
televisión.
Después
nos expone lo atractivo del aparato y su papel social.
Por
fin, hace hincapié en la confrontación de dos mundos, el de los Escarátes y el del
lujo.
Primero el autor introduce su relato
declarando al lector que los “Escarátes
no tenían nada”. Así nos presenta a la familia Escaráte con sólo cuatro términos y es como si fuera
suficiente para que lo conociéramos todo acerca de ella (el apellido, y la
situación social).
Pero,
Eduardo Galeano continua empleando la locución “hasta que”, lo que significa e indica al lector que algo ha
cambiado en la vida de la familia.
En
efecto nos expone que tras haber trabajado muy duramente durante un año entero fuera de casa, Armando regresó
trayendo a lomo de mula una caja. Hay que notar el empleo del demostrativo “esa”. En efecto este demostrativo suele designar algo
con tono peyorativo. El lector puede sospechar que el relato va a articularse
alrededor de la dicha caja.
No
nos revela el contenido misterioso de ésta y deja un suspense total. En efecto,
antes de todo, prefiere exponer cómo Armando se ganó la vida cuando “abandonó”
a su casa. Así el protagonista realizó muy diversos trabajos. Primero fue
cocinero en el mar para los pescadores, después sudó mucho en el pueblo de La Ligua,
aceptaba todo lo que se proponía sin hacer el difícil y sin descanso (“día y noche”).
Es
importante notar que Eduardo Galeano no menciona en ningún momento, salvo lo de
cocinero, los oficios efectuados por el protagonista. Eso deja suponer que eran
trabajos que no requerían calificaciones especiales ya que no las tenía él.
Entonces
el lector tiene mucha admiración para con este hombre que tuvo que dejar a su
familia para ganarse la vida “fuera de casa”, ya
que en su pueblo no había encontrado trabajo. Admiración también porque supo
aceptar cualquier trabajo para acumular dinero y ahorrar el más pequeño duro
(cinco pesetas) (“hasta que juntó la alta pila de billetes”) sin gastar ni una
blanca (antigua moneda española) para sí. Sólo se sustentaba con “sobras” y no nos revela el novelista la procedencia
de dichas sobras.
En
un segundo lugar, es decir a principios del segundo párrafo Eduardo Galeano
pone de relieve la reacción de la familia relacionada con la llegada del
protagonista y con lo que “trajo a lomo de mula”.
Es
imprescindible notar la simultaneidad entre la llegada y la apertura de la caja
(“bajó de la mula y abrió la caja”). En efecto
tenemos la impresión de que Armando ni siquiera dio abrazos a su familia de
tanto impaciente que era para exhibir el contenido del baúl.
No
presentía el lector la estupefacción de la familia. En efecto no presumíamos
que ella iba a quedar “muda del susto”. Algo
raro totalmente desconocido en las comarcas de la Cordillera cabía en la caja.
Dicha cosa era “un televisor Sony”
de “doce pulgadas, a todo color”. Podemos
apuntar que la primera reacción de la familia es algo normal ya que “nadie nunca había visto algo
parecido” .Para el lector también es una sorpresa total. Así Armando
había abandonado a su familia un año entero para procurarse un objeto tan
superficial como fantástico, claro, y lo había pagado hasta el último céntimo
(o lo había pagado a toca teja (payer rubis sur l’ongle).).
Objeto
fantástico a la vez por lo que procuraba realmente, es decir una ventana abierta
hacia el mundo exterior, fantástico además porque le iba a otorgar a la familia
un estatuto social por entre sus convecinos
y más allá aún. En efecto, los Escarátes eran los
únicos poseedores de tal cosa en la Cordillera chilena tan alejada de la “civilización”.
Este aislamiento aclara el por qué de la llegada “a
lomo de mula” por parte del protagonista así como por qué el aparato
funcionaba “a fuerza de batería de camión” ya
que no había electricidad.
Así
el televisor resultó la atracción primera de la aldea y la gente venía “como en peregrinación” de todas partes para
examinarlo y admirarlo. La palabra “peregrinación” tiene aquí un sentido muy
importante por lo que concierne la continuación del relato. En efecto tenemos
aquí un sentimiento de “admiración” e incluso de “veneración” por parte de esta
gente para con la televisión, como si fuera finalmente un “Dios”. Tenemos
meramente un sentimiento de “sacralización” tanto por parte de los visitantes
como por parte de la familia Escaráte.
Verdad
es, el televisor se alzaba “como tótem en medio de la
casa”.
Notemos aquí el tono
humorístico e incluso satírico de Eduardo Galeano. “Los
Escarátes no tenían nada” como lo vuelve a
indicar, la casa era “una choza de barro con techo de quincha” en
la cual se amontonaban para dormir. Para vivir sólo tenían los
ingresos
del queso que hacían, la lana que hilaban y los rebaños que vigilaban, los que
pertenecían al dueño de la hacienda.
Finalmente
E. Galeano procura aquí demostrar la confrontación de dos mundos totalmente opuestos.
En efecto ya vemos la paradoja existente entre la grande pobreza de la familia
necesitando numerosas cosas para vivir muy modestamente y lo totalmente
superficial y pueril que es de poseer tal aparato en tales condiciones.
Pero
lo más significativo queda representado por el mundo del protagonista
confrontado al mundo tan lujoso que le deja visualizar el televisor.
Es
obvio que la pantalla de televisión les ofrece un mundo algo mágico, estupendo,
con el que nunca habían soñado. Ahora conocen su existencia y por lo tanto
pueden soñar con él, así la Coca-Cola, la
Sprite, los Marlboro,
los Cadbury, la tarjeta visa, Dior, Cardin, Cinzano, Martini, Nestlé y Renault proporcionan
a toda la familia cierta felicidad ya que se identifica totalmente con los que
suelen usar tales productos y marcas.
Empieza Galeano citando la famosa marca Coca-Cola
que promete en su lema publicitario la libertad y acaba citando la marca
Renault la que también es sinónimo de libertad, sin embargo aquí es preciso
notar el ironía del novelista ya que ¿de qué sirve un coche en La Cordillera?
En efecto sólo se alcanza “a lomo de mula”, no hay la infraestructura y los
servicios (gasolinera) necesarios.
Entonces
este pasaje trata de denunciar con ironía las necesidades creadas por la
sociedad de consumo. Es obvio indicar cómo gente que no posee nada, como los Escarátes, ni
siquiera lo suficiente para vivir modestamente tiene por única meta la
obtención, con penosos sacrificios, de un aparato tan superficial. El que
además sólo proporciona sueños que nunca se realizarán ya que por lo
necesitados que resultan de ningún modo tendrán acceso a tal sociedad de
consumo. Aquí encontramos cierto sentimiento de amargura ya que sabemos que se
confeccionan sueños fuera de alcance.
Sin
embargo es innegable que la evasión propuesta por el televisor es fuente de
satisfacciones en vidas tan difíciles.