|
|
|
|
|
Nueva
York Marlon y Reina
son dos inmigrantes colombianos... -¿Nueva York?- Le había preguntado. - sí, Nueva
York. - ¿y Por qué tan lejos? - Porque allá queda- me dijo Reina. La idea fue suya. En general, todas las ideas eran
de ella. Yo también las tenía a veces pero sólo las de Reina se echaban a
andar. Y ésta ya la tenía andando. Cuando me lo dijo ya era una decisión. No me
preguntó si yo estaba de acuerdo. - Nos vamos los dos-dijo. También habló de las oportunidades, de los dólares,
de ganar bien, de vivir mejor, de salir de este pobre mierdero. - Aquí no hemos hecho, ni estamos haciendo, ni vamos
a hacer nada. De tener por fin un sitio para los dos, de
prosperar, y hasta de tener hijos, habló. Lo dijo con los ojos muy brillantes, y tan sinceros
que lo creí. (...) - La idea fue tuya- le dije con rabia. - Ya lo sé- me dijo ella - . Vos no tenés idea. Le reclamé que ese cuartucho nada tenía que ver con
el sitio que ella me hizo soñar, el que me describió cuando imaginábamos la
vida que llevaríamos. Ella era la que me contaba como si ya conociera todo,
como si ya hubiera venido antes a preparar la llegada: es un apartamento blanco
con vista al río y a la Estatua de la Libertad, en un piso alto con una
terracita que tiene un jardín chiquito y dos sillas para sentarse a mirar el
atardecer en Nueva York. Me habló de un pero que tendríamos y que sacaríamos a
pasear después del trabajo y que cuidaría el apartamento mientras estuviéramos
fuera. Me contó de una cocina muy limpia, llena de electrodomésticos, y de un
baño blanco con bañera blanca y grande donde nos meteríamos todas las noches a
hacer el amor. Pero el verdadero cuarto era como un calabozo que
nos dejaron por los billetes que nos quedaron, y que tomamos porque no había
otra opción. No encontramos a Gloria, su prima, la que le mandó las fotos, la
que le dañó la cabeza, la que le dijo: vente, vente prima para acá, que aquí
hay plata y trabajo para todos; y le mandó la foto de su apartamento, y sí, era
mucho mejor, y otra foto al lado de un carro, que ahora dudo que fuera suyo, y
otra foto con un perro y en la nieve junto a un muñeco también de nieve con dos
ramas por brazos, una zanahoria por nariz y dos cosas negras por ojos, y todos
en la foto riendo, pero extraños, ajenos, como unos micos en el polo norte.
Jorge Franco, Paraíso Travel, 2002 |
|
|